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Impacto del Estado de Ánimo en los Resultados de una Empresa

(Con la valiosa colaboración de la Maestra Diana Ajzen Wajsfeld)


Los seres humanos estamos conformados por complejos sistemas biológicos, químicos, sociales, históricos y culturales. Hemos sido formados a partir de nuestras propias historias y las de nuestros antepasados, y arrastramos un extenso y pesado bagaje generacional de creencias, paradigmas, emociones y estados de ánimo que se manifiestan en comportamientos que afectan positiva o negativamente nuestras relaciones personales y profesionales.


Probablemente habrás vivido la experiencia de llegar a un determinado lugar y percatarte que la tensión existente ahí literalmente “se puede cortar con unas tijeras.” Desde luego, esa sensación se atribuye por completo a la suma del estado de ánimo y conducta de todos quienes se encuentran en dicho lugar. Quizás te estés preguntando, ¿y eso que tiene que ver con los resultados de una empresa? La respuesta es muy simple, ¡TODO!


Los resultados de una organización, incluyendo su identidad, cultura, propuesta de valor, eficacia y eficiencia del trabajo en equipo, relaciones con colegas, clientes y proveedores y comunicación interna y externa, son consecuencia directa del estado de ánimo y comportamiento de aquellos que la integran. ¿Te has percatado que, al acudir a ciertos lugares, o hacer negocios con determinadas empresas, parece como si todos estuvieran de mal humor? ¿Puedes identificar el estado de ánimo que predomina dentro de tu empresa?


Algunos de los estados de ánimo básicos dentro de una organización son:


· Resentimiento


Eventos negativos del pasado, y que aún no han sido resueltos, generan emociones tales como enojo, frustración y depresión.


Aquí las conversaciones se escuchan así: “Esto que me hizo el jefe es porque le desagrado.” “Todo mundo está en mi contra.”


· Resignación


Una nula o borrosa visión del futuro genera emociones tales como desánimo y falta de compromiso.


Aquí las conversaciones se escuchan así: “Nada va a cambiar.” “Estamos condenados a trabajar así.” “La historia nos demuestra que no servimos para nada.” “Así soy yo, esta es mi forma de ser y no puedo cambiar.”


· Paz y Tranquilidad


Eventos positivos del pasado, o negativos resueltos favorablemente, generan emociones tales como perdón, armonía, aceptación.


Aquí las conversaciones se escuchan así: “De esto que sucedió obtuve un gran aprendizaje.” “Lo vivido me ha hecho más fuerte.” “Mi responsabilidad es…”, “Me equivoqué, pero aprendí y me propongo demostrarlo.”


· Ambición y Entusiasmo


Una clara visión del futuro permite crear posibilidades y generar emociones que promueven la colaboración, creatividad e innovación.


Aquí las conversaciones se escuchan así: “Yo soy parte del cambio y me responsabilizo por mis acciones.” “Aliarme o colaborar con ellos nos permitirá…” “¿Qué más nos falta revisar o implementar que no hayamos hecho hasta ahora?”


¿Qué estado de ánimo quieres promover dentro de tu organización para mejorar sus resultados? La respuesta depende en gran medida de nuestra capacidad para transformar ambientes de resentimiento y resignación en entornos de paz, tranquilidad, ambición y entusiasmo que empoderen a las personas y les permitan comportarse, comunicarse y relacionarse de forma diferente.


“Tu estado de ánimo es tu destino” - Heródoto

 
 
 

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