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La Prueba de las Cuatro Vías

Hace unos días me percaté de que una buena amiga estaba utilizando en su perfil de redes sociales una gráfica basada en el libro de Miguel Ángel Ruíz Macias titulado “Los Cuatro Acuerdos”. A grandes rasgos, el autor menciona cuatro poderosos códigos de conducta (comportamientos) que pueden transformar inmediatamente la vida de cualquier persona como lo son:


1) Hacer siempre lo mejor.


2) No tomarse nada personal.


3) Honrar las palabras.


4) No suponer.


Desde luego que apoyo totalmente lo planteado por el Doctor Ruíz, aunque quizás desde una perspectiva un poco diferente. El diccionario de la Real Academia Española define la palabra acuerdo como: la resolución premeditada de una o varias personas, el convenio entre dos o más partes, la reflexión o madurez en la determinación de algo. Lograr un acuerdo es el resultado de un proceso reflexivo llevado a cabo por uno o más individuos. El acuerdo siempre es una consecuencia o un efecto y nunca un origen o una causa. Alcanzar mejores acuerdos siempre pasa por robustecer el proceso que da lugar a ellos. Es muy frecuente observar en múltiples ámbitos de la vida pública y privada que los acuerdos cada vez cumplen menos su propósito de construir, modificar o fortalecer las conductas señaladas por el autor en su libro y, por el contrario, generalmente conducen a más diferencias, conflictos y agravios entre los involucrados.


La reflexión sobre la foto en el perfil de mi amiga me llevó a recordar algo que he visto casi todos los días durante los últimos 30 años. En 1992 alguien me obsequió un cuadro que lleva colgado en mi oficina desde ese entonces, y que generalmente es lo primero que veo cada mañana. Éste muestra la guía de conductas éticas que utilizan los rotarios a nivel mundial para guiar sus relaciones personales y profesionales mediante el cuestionamiento de todo aquello que piensan, dicen y hacen. Un enfoque más centrado en las acciones previas que pueden desencadenar o no en acuerdos. O, dicho de otra forma, una perspectiva para aumentar la probabilidad de obtener éxitos y disminuir los fracasos.


En esencia la prueba de las cuatro vías, o también llamada prueba cuádruple, constituye uno de los principios rectores para cimentar la relación de los rotarios con el mundo. Probablemente este sea un magnífico punto de partida para comenzar a trabajar en todas aquellas causas que nos permitan alcanzar mejores acuerdos con nosotros mismos, y como consecuencia de ello, también con los demás.


Las cuatro preguntas que debemos formularnos para todo aquello que pensamos, decimos y hacemos son:


1) ¿Es verdad?


Todos los que hayan seguido este blog durante algún tiempo probablemente estarán de acuerdo conmigo en que la parte medular de las 89 entregas previas se ha cimentado sobre la importancia de construir relaciones sólidas y duraderas que se traduzcan en esquemas de colaboración basados en cuatro componentes clave como lo son la confianza, la empatía, el respeto y el valor. Pensar, decir y hacer cosas alejadas de la verdad pega directamente en la línea de flotación de las relaciones interpersonales llamada confianza. Este factor es uno de los que más tiempo lleva construir, y que más fácilmente puede destruirse en cuestión de segundos. Construir acuerdos en los que el individuo o las partes involucradas falten a la verdad es la forma más sencilla de arruinar una relación personal o profesional de forma permanente.

2) ¿Es equitativo para todos los interesados?


Una de las principales características de las relaciones competitivas es que la motivación de las partes, aquello que las mueve a actuar, siempre es obtener la victoria o sacar ventaja a costa de la otra. Este tipo de relaciones también se caracteriza por una nula o baja confianza entre los involucrados. Por otra parte, las relaciones cooperativas se basan en la búsqueda de la justicia y equidad en la que siempre está presente una confianza moderada. Un acuerdo que no resulte equitativo para todos, tarde o temprano terminará por romperse.


3) ¿Creará buena voluntad y mejores amistades?


Hace algunos meses escribí sobre el concepto de crear circunstancias futuras. Si lo que hoy pensamos, decimos y hacemos no contribuye a construir y fortalecer la relación, tarde o temprano ésta dejará de existir. El actual entorno social y de negocios cada vez está más basado en relaciones basadas en transacciones que produzcan resultados inmediatos y menos en transacciones basadas en relaciones que generen reciprocidad. La primera alternativa le apuesta al presente sin considerar el futuro, mientas que la segunda le apuesta al futuro considerando el presente. Quizás convendría recordar una las verdades fundamentales de Acclivus llamado causa y efecto, que establece que todo aquello que decimos y hacemos dentro de una relación, así como todo lo que no decimos y hacemos, tarde o temprano terminará por arrojar una consecuencia positiva o negativa. Recuerdo que alguien me dijo alguna vez que las personas pueden olvidar todo aquello que les dijiste, pero que probablemente jamás olvidarán cómo los hiciste sentir.


4) ¿Beneficiará a todos los interesados?


Cuando un grupo de niños se reúne a jugar canicas, y uno de ellos siempre resulta el ganador, tarde o temprano el resto perderá el interés por seguir jugando. Si el acuerdo alcanzado sólo beneficia a una de las partes, lo más probable es que no haya muchos otros en el futuro. Cuando no existe la reciprocidad, es decir, ese espacio común donde los involucrados se encuentran con el objetivo de ayudarse mutuamente para satisfacer sus necesidades más importantes, lo más probable es que las partes comiencen a alejarse lo suficiente entre sí como para dejar un espacio vacío entre ellos.


Si en el camino para alcanzar acuerdos, ya sea con uno mismo o con otros, pudiéramos hacer una pausa para reflexionar sobre las cuatro preguntas que integran la prueba cuádruple, estoy seguro de que todos podríamos obtener mejores y más perdurables resultados. Entiendo que la velocidad con la que pasan las cosas hoy en día a veces nos impide tomar el tiempo suficiente para pensar en las implicaciones (consecuencias positivas y/o negativas) de todo aquello que pensamos, decimos y hacemos. Después de todo, considero que es mejor idea invertir hoy un poco de nuestro valioso tiempo en esta importante tarea en lugar de quedarnos mañana jugando canicas completamente solos.



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