Sesgos cognitivos
- Alfredo Pérez
- 16 ene 2022
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En 1972 los científicos israelíes Daniel Kahneman y Amos Tversky presentaron el concepto del sesgo cognitivo, mismo que se define como “una interpretación errónea de la información disponible”. En otras palabras, los sesgos son como tratar de emplear lentes de distintos colores para observar diferentes perspectivas de un mismo mundo físico. Este efecto psicológico suele modificar la actitud de las personas y, por ende, su proceso para tomar decisiones. Estos pueden también funcionar como atajos mentales, ya que permiten a las personas decidir de forma instintiva, rápida, sin mayor esfuerzo ni reflexión y, sobre todo, basado en sus propias experiencias.
Existen sesgos que contribuyen a que los individuos asuman comportamientos colectivos que pueden eventualmente resultar perjudiciales para ellos. Entre estos podemos citar el efecto arrastre el cual, metafóricamente hablando, contribuye a que una persona se aviente desde lo alto de un puente sólo porque todos sus amigos también lo hacen. Si alguien percibe que una porción importante de su círculo social adopta determinada forma de actuar, es muy probable que él termine haciendo exactamente lo mismo. Similar al anterior, el sesgo de pensamiento de grupo hace que se tomen decisiones irracionales con el fin de intentar satisfacer los deseos de todos los integrantes de un grupo. Por ejemplo, Rafael quiere ir al cine y Alfredo al acuario, así que para que los dos estén contentos, terminan acudiendo a ver un documental sobre fauna marina. Al final, ambos tomaron una decisión irracional y ninguno de ellos quedará completamente satisfecho. Finalmente, con el efecto del falso consenso el individuo cree que hay más gente de acuerdo con él de la que en realidad existe, lo cual le permite justificar ciertas conductas propias. Emilio se pasa la luz roja del semáforo ya que, en su mente, este es un comportamiento aceptable entre los conductores de vehículos.
Otros sesgos contribuyen a subestimar la importancia de los asuntos con los que las personas tienen que lidiar diariamente o a sobreestimar su capacidad para afrontarlos. El primero es el sesgo optimista en el que el individuo tiende a ver el vaso “medio lleno” cuando claramente está a la mitad. Un ejemplo de ello es el vendedor que suele llegar tarde a todas sus citas pensando que no habrá tráfico en la Ciudad de México, situación que es casi imposible que suceda en un día laboral cualquiera. El segundo es el efecto Dunning-Kruger en el que conocimiento y confianza son inversamente proporcionales. Es decir, mientras menor el nivel de conocimiento de un individuo mayor su confianza en sí mismo. Por el contrario, mientras mayor conocimiento, menor confianza.
Finalmente, existe otro conjunto de sesgos que influyen en la forma en que las personas perciben y seleccionan la información que les rodea, lo cual tarde o temprano termina por afectar su conducta. Entre estos se encuentra el sesgo de anclaje, mediante el cual los individuos suelen retener y confiar en la primera información que perciben, incluso si ésta no es la mejor. Esto sucede frecuentemente cuando realizamos compras en línea, ya que casi siempre terminamos adquiriendo la primera opción que captó nuestra atención. Con el sesgo de confirmación las personas buscan y recuerdan sólo aquella información que soporte su sistema de creencias. Esto suele estar muy presente entre los grupos que creen en teorías de conspiración, ya que, aunque existan 100 notas periodísticas que vayan en contra de sus ideas, siempre rescatarán la única que las apoye. Con la heurística de disponibilidad, la persona utiliza la información disponible en el momento para emitir un juicio inmediato. María quiere comprarse unos zapatos nuevos, así que elige la marca que vio en un comercial de televisión el día anterior. Probablemente esta no sea la mejor opción, pero dicha marca estaba presente en su mente en el instante de tomar la decisión.
Los sesgos cognitivos suelen generar resultados adversos en casi todos los aspectos de la vida ya que ocasionan una percepción incorrecta de la realidad y, generalmente, comportamientos negativos. El problema con ellos es que son algo inherente a la naturaleza humana, por lo que es muy difícil eliminarlos. Aun así, existen técnicas para intentar disminuir su impacto en la vida personal y profesional, comenzando por desarrollar conciencia sobre el hecho de que todos estamos sesgados de algún modo u otro.
“Lo peligroso sobre los sesgos cognitivos es que fácilmente los reconocemos cuando actúan en los demás, pero no en nosotros mismos” – Richard Thaler
*Con la valiosa colaboración de Alfredo Emilio Pérez Vicente
Muy buen análisis de estas herramientas. Gracias!!